 |
Colaboraciones
ROBERTO VUELA LEJOS DE ESPAÑA
Por ANGELO GILARDINO
 ablamos de Roberto Morón Pérez, que en vez de iniciar su carrera con el
repertorio de su tierra natal, ha elegido Londres y la música de Stephen Dogson.
Un intérprete joven con mente lúcida y mano segura, capaz de conferir a cada sonido el
peso exacto que requiere la partitura. Con la aprobación del compositor.
¡¡ Algo más que una “guitarra española” !! Español es el joven guitarrista - y brillante,
severo y reflexivo- pero en su CD no sopla ni tan siquiera una pizca de las brisas
ibéricas. La guitarra se sumerge - a veces - en las blanquecinas nieblas y parece que
resonara desde cualquier lugar -por ejemplo- desde el jardín de Bloomsbury Square, en
un solitario atardecer de noviembre. Si vuestra imaginación es viva, y si sois unos
lectores sensibles, quizás veréis pasar a vuestro lado el fantasma de Virginia Wolf: esto
sucederá al escuchar el disco ODE TO THE GUITAR - MUSIC BY STEPHEN
DODGSON, publicado recientemente por CADENZA MUSIC (CADC 0211), en el que
el guitarrista Roberto Morón Pérez ha alcanzado la primera meta de su todavía joven,
pero significativa carrera:
El, madrileño de aspecto andaluz -se diría un señorito cordobés- tras finalizar los
estudios en su país (guitarra en el Conservatorio y musicología en la universidad, con
numerosos diplomas) y en lugar de seguir los pasos de Segovia, Yepes, Estarellas etc.
en la estela del repertorio nacional, se ha catapultado a Londres, donde ha aumentado su
curriculum con un par de años de formación en la Royal Academy. Y allí se ha
impregnado de la música de Stephen Dodgson, compositor londinense que ha dado lo
mejor de sí en sus trabajos para guitarra, a pesar de no ser guitarrista.
Dodgson es conocido -pero no muy amado - por los guitarristas.
Su música no busca el
aplauso fácil del público, y por mucho que el intérprete lo intente, sus composiciones
están muy alejadas de la retórica efectista en la que se cree que la guitarra tiene que
redimir su mala reputación: se desarrolla en segmentos trazados con mano segura y con
un rigor que no admite florituras. Es una música siempre activa, febril, que, ya sea
cuando se mueve con ritmos compactos, o cuando estos se alargan en aparentes
estancamientos, siempre muestra una especie de alarma, de emoción, pero nunca
sonríe. No sorprende el hecho de que el compositor – hoy un amable anciano – sepa
exactamente como deben ser tocadas todas y cada una de las notas de sus
composiciones, y no concede nada a la fantasía de los intérpretes. Roberto Morón ha
aprendido directamente de la fuente. En el folleto del CD, una fotografía lo retrata junto
al autor que –imagino- habrá justo terminado de explicarle como un determinado paso
debe ser tocado: así y punto. Tenemos por tanto una interpretación que proviene de lo
más profundo del pensamiento musical del autor (Moisés) y de la fiel palabra de su
guitarrista (Aarón).
Entre la antología de sus obras se encuentran dos trabajos que, a pesar de la
impopularidad del compositor, deben considerarse de la misma manera que los clásicos
de la segunda mitad del siglo XX: la Partita n. 1 y la Fantasy Divisions. Esto es “el
mejor” Dodgson, el más compacto y el de más fértil invención musical. En los
movimientos esbeltos de la Partita y en los más movidos de la Divisions, Roberto
Morón parece estancarse en tiempos muertos, pero enseguida nos damos cuenta del
hecho de que son los tiempos justos – aquellos que permiten a cada detalle rítmico y
tímbrico alinearse con un nítida precisión, y que favorecen la creación de esa atmósfera
de sonido que tiempos más rápidos arruinarían. En torno a estos dos ejes, giran otras
composiciones igualmente rematadas en las formas y en los detalles pero –a mi
entender- menos ricas en imaginación.
El programa comienza con una articulada Ode to the Guitar -que da el título a todo el
CD-; una sucesión de diez piezas breves escritas con el propósito de no sobrepasar el
límite de una dificultad media. Son composiciones con carácter, a veces un poco
paradas y otras sin embargo más movidas, como las dos últimas: Hornest´s Nest y
Villanelle, magníficamente compuestas incluso desde el punto de vista idiomático. Un
habitante de la zona mediterránea puede tener dificultades para comprender como la
idea del Arco Iris se puede representar en una composición, como es la tercera de la
suite Rainbow, que a Rodrigo le habría inspirado el título de Murciélagos, y sin
embargo la pieza en sí es muy interesante.
Más difícil de digerir es el pesado trabajo titulado The Midst of Life (Tombeau for Tim
Stevenson), que verdaderamente no hará que aumente el grupo de admiradores de la
música de Dodgson, mientras que por otra parte se escuchan sin resistencia y a veces
con gran expectación, otras dos composiciones de duración media como el variado
Stemma y el onírico Merlín.
El valiente compositor inglés –revelado a guitarristas del registro de John Williams- ha
encontrado también entre los guitarristas más jóvenes, un heraldo de carácter de acero,
de mente lúcida y mano segura, capaz de conferir a cada sonido el peso y la impronta
requerida para su música y este es Roberto
Morón, que ha levantado un alto vuelo que
comienza fuera de los límites de la tradición nacional: Es seguro que llegará lejos.
REVISTA SUONARE NEWS – MAYO 2011
SEI CORDE / Angelo Gilardino
(Traducción de Isabel Luaces y Mariano Jalón. Madrid, Junio 2011)
|