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Colaboraciones
Algunas notas de historia de El Barraco (Ávila)
Por Miguel Jiménez Arribas
 oy
a escribir unas notas
y, antes de ponerme a
hacerlo trataré de recordar
los límites de este pueblo.
Mi pueblo, que es El
Barraco, serrano, valiente y
serio, está bien
comunicado en la 403
de Valladolid a Toledo.
Limita con Santa Cruz
por lugares, fríos y secos,
y por la sierra, seguimos
a Navalpoyo, en su cerro.
Sigue San Bartolomé,
que linda con Juncarejo,
al otro lado Cagulas,
de frente a Quejigarejo,
dehesa que nuestros ganados
pastaron, en algún tiempo.
No sé por qué se perdió
ahora no pueden hacerlo,
será, que en aquel entonces,
no pudieron defenderlo.
En la cuerda "La Gaznata",
limitamos con Cebreros,
y, por Cabeza "La Parra",
en ese pinar tan bello,
como también El Burguillo
limitamos con El Tiemblo,
seguimos para Casillas
el límite está en su puerto.
Por los más alto del Valle,
lugar llamado Berrueco,
con Sotillo de la Adrada,
así como con La Adrada,
lindamos con los dos
pueblos.
Al Oeste,
Navaluenga, (al fondo
se encuentra Gredos) sigue
San Juan de la Nava
su límite es muy extenso,
comenzamos en el Valle
termina en el Pucheruelo.
Seguimos con Riofrío
limita poco terreno.
Tornadizos, por la Nueva,
con piornos y berceos.
Como queda demostrado
limitamos once pueblos.
Ávila es la capital
la que todos conocemos.
Pueblo
de trabajadores
de labranza y ganaderos,
aunque de esto perdió
mucho hubo más en
otros tiempos.
Tranquilo y hospitalario
divertido y hogareño,
cualquiera que nos visite
no se siente forastero.
El que quiera comprobarlo
se moleste y venga a verlo
y verá como de todo
se llevará un buen recuerdo.
Con unos ricos manjares
que, sólo aquí tenemos,
ricas carnes a la brasa
de chuletas de cordero,
o de los buenos cebones
y
gordísimos terneros,
regado con buenos vinos
cosecha de sus viñedos,
endulzándonos la vida
muy famosos pasteleros.
Todas nuestras tradiciones
de éste, mi querido pueblo,
son costumbres arraigadas
que perderlas no debemos,
vivimos con decisión
a nada tenemos miedo.
Hombres y mujeres somos
ambiciosos de progreso,
hay buenos constructores y
excelentes peleteros,
como también se nos dice
"el pueblo de los choteros".
Este pueblo de El Barraco
famoso, en el mundo entero,
debemos conservar
nuestra garra, nuestro
empeño hay que despreciar
lo malo nos conozcan por lo
bueno, como somos los
vecinos orgullo de
barraqueños...Por donde
pases nunca hagas daño,
tendrás el fruto
que tú has sembrado.
Publicado en El Diario de Ávila el 12 de
septiembre de 1996.
A la Memoria de Don Aureo Herrero, por Miguel Jiménez Arribas
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